LOS ESTUDIOS CONTEMPORÁNEOS

En general, pocas aportaciones a la reconstrucción del Templo nos han ofrecido nuestros contemporáneos. Algunas reinterpretaciones de modelos clásicos -sobre todo la de Perrot-Chipiez-, y curiosas aportaciones basadas en los últimos descubrimientos arquológicos. También destacan recopilaciones como las de Helen Rosenau.


1925 HELMLE y CORBETT: en Pencil Points
Estos arquitectos, al más espectacular estilo neoclásico, representaron la Ciudadela y el Templo de Salomón, en un aparatoso ejercicio de desbordada imaginación. El modo de composición deja ver modos ya pasados de moda para 1925, más propios del siglo pasado, a la vez que intenta mostrar una cierta intención arqueológica al dibujar, por ejemplo, las pequeñas cámaras de alrededor del Santuario. Al ser la reconstrucción de la Ciudadela, se permite usar fuentes más libres (el Libro de Reyes apenas habla de medidas, sólo de disposiciones), frente a la disposición más recta y modular de la descripción de Ezequiel o Josefo.

Ciudadela y el Templo de Salomón, según Hemle y Corbett


1926 H. GRESSMAN: Altorientalische Texte und Bilder zum Alten Testament
Separa el Santuario de Salomón de los elementos extraños de Herodes y Ezequiel que tradicionalmente completaban la escasa descripción bíblica. La fantasía se concentra en imaginar la imagen que tendría el edificio a la luz de templos similares de esa época que construyeron otros pueblos por la misma zona.


1933 Carl WATZINGER: Denkmäler Palästinas. Eine einführung in die archäologie des Heiligen Landes, 2 vols., Leipzig, 1933-35
Estudio sobre los monumentos palestinos desde el punto de vista arqueológico. La reconstrucción del Templo de Salomón es muy ortodoxa: simple y rectangular. La de Herodes se reduce al santuario, en forma de «T» invertida, con dos alturas y fachada de clara influencia romana, con cuatro columnas corintias sujetando un atrio triangular con una cornisa encima que lo inscribe en un cuadrado. Un águila imperial romana corona la entrada.


1954 L. Hugues VINCENT: «Le Temple Herodien d'apres la Misnah», en Revue Biblique, nº 71, 1954, pp. 5-35 y 398-418.
El investigador francés propone una densa construcción que, según Busink, representa un retroceso hacia una visión decimonónica del Templo de Herodes. Claramente basada en las propuestas de Vogüe, simplifica la disposición de patios perimetrales, lo que le lleva a sustituir los patios cruciformes de las cocinas por una galería para las mujeres, a la usanza de las antiguas sinagogas judías. En 1956 y 1962 republicó su propuesta dentro de Jerusalem dans l'Ancien Testament (vol. II y III, J. Gabalda, París) y The interpreter's Dictionary of the Bible.


1955 G. Ernest WRIGHT y William Foxwell F. ALBRIGHT: «The Stevens' Reconstruction of the Solomonic Temple», en Biblical Archaeologist, nº 18, 2, 1955, pp. 4-44.
Representación ortodoxa del Templo de Salomón, con un cuerpo central rectangular rodeado de dos más bajos sobre una plataforma. Decoración sencilla, con ventanas pequeñas horadadas en el muro y dos grandes columnas de estilo oriental flanqueando la entrada. Cornisa plana típica oriental con decoración triangular compuesta con ladrillo.


1956 Especial notoriedad iconográfica, sobre todo en las guías contemporáneas, ha tenido la maqueta de la Jerusalén de los tiempos de Jesucristo que puede contemplarse en los jardines del Holyland Hotel, al sudoeste del Jerusalén moderno. Se basó en las propuestas del eminente historiador y arqueológo Dr. Michael AVI-YONAH, director del Museo de Israel, y fue construida por los arquitectos E. Schaeffler y Rolf Bront Zen gracias a la financiación del propietario de dicho Hotel.

Maqueta Holyland Hotel  Templo del Hotel Holyland

Desde la muerte del Dr. Avi-Yonah, se han continuado aportando datos datos de las últimas excavaciones por el Dr. Y. Tsafrir ejecutadas por Ch. Peretz. El modelo está construido a escala 1:50, con materiales autóctonos semejantes a los que debieron utilizarse en su tiempo: piedra, mármol, cobre, hierro y madera.
El estilo, en el que la influencia que pudo tener la ocupación romana no intenta ocultarse, se aleja de otras propuestas orientalistas que piensan más en el templo que Salomón construyó en el mismo lugar seis siglos antes. La influencia sobre otras maquetas, como la de la ilustración adjunta, sita en un convento de la Vía Dolorosa en Jerusalén, ha sido muy fuerte. Maqueta del Convento de las Espinas


1960 André PARROT: El Templo de Jerusalén, Barcelona, Garriga, 1961; trad. de Le Temple de Jérusalem, Delachaux, París.
Uno de los dibujos que más se han celebrado, sobre todo por las biblias ilustradas. Forma parte de una serie de estudios arqueológicos de eventos bíblicos, entre los que destaca también el del Arca de Noé.

Templo de Parrot


1965 Robert LAFONT: Histoire de Jérusalem, Ed. R. Lafont, Paris, 1965.
Incluye una curiosa vuelta atrás a la época de Arias Montano, ya que el Patio de las Mujeres prácticamente desaparece, quedando un edificio ligeramente disimétrico con tendencia al cuadrado.


1970 Th. A. BUSINK: Der Tempel von Jerusalem, von Salomo bis Herodes, 2 vols., Nederlands Inst., Leiden, 1970-80.
Magna y exahustiva compilación de otras propuestas y aportación de una propia, semejante a la de Wright de 1955. En la sección, el Sancta Sanctorum aparece como un cubo sin ventanas dentro de la nave, de mayor altura. Jakim y Boaz están coronadas por capiteles esféricos. Hay abundantes influencias egipcias en la decoración e, incluso, en los mismos querubines que flanquean el arca.


1971 Encyclopaedia Judaica, Keter, Jerusalem, 1971 (con la intervención del Pr. Avi-Yonah).
Reproduce el Templo de Herodes rectangular del Atlas de Israel de medidas generales 178x278 codos, con los cuatro patios cruciformes de las cocinas cuadrados de 40 codos. Existe una edición resumida en castellano: Jerusalén. Libro de bolsillo, trad. de A. COMEY, Keter, Jerusalem, 1980. Joan COMAY reprodujo también esta propuesta, ligeramente simplificada, en The Temple of Jerusalem (Holt, Rinehart and Winston, New York, 1975).

Insisto siempre en la posición de los cuatro patios de las cocinas porque, tal vez, sea la principal coincidencia con el esquema arquitectónico de El Escorial. Sin embargo, no todas las reconstruciones lo incluyen, o no en posición cruciforme. Desde que Vogué lo propuso, muchos le siguieron dejando el patio de las mujeres exento. Las fuentes más antiguas los sitúan de forma simétrica en las esquinas de un patio mayor cuadrado, como en la presente ilustración.

Atlas de Jerusalén


1977 Kurt GALLING: Biblisches Reallexikon, J.C.B. Mohr, Tübingen, 1977.
Diccionario bíblico, en el que en la voz «Tempel» se simplifican las propuestas de Galling, Möhlenbrinck y Schult para los santuarios de Salomón, Ezequiel y Herodes, aunque en el caso del primero pone en duda las propuestas de estos autores.


1978 John WILKINSON: Jerusalem as Jesus knew it. Archeology as evidence, Thames and Hudson, London, ed. 1988. Existe tradución castellana de Eulalia Carreter: La Jerusalén que Jesús conoció: la arqueología como prueba, Barcelona, Destino, 1990.
Reconstrucción ortodoxa del Templo de Herodes, semejante a la de la Encyclopaedia Judaica y, por tanto, perteneciente a las que tienen un esquema coincidente con el de El Escorial.

Sus medidas generales son de 340x140 codos, con patios cruciformes de 40 codos. Reproduce la fachada de Watzinger.

Templo de Wilkinson


Templo de Bernard Lamy 1979 Helen ROSENAU: Vision of the Temple. The image of the Temple of Jerusalem in Judaism and Christianity, Oresko Books, London, 1979.
Posiblemente la más completa recopilación de reconstrucciones del Templo de Jerusalén. Se trata de un estudio que abarca la imagen del Templo de Jerusalén desde las monedas de Bar Kochba (132-135 d.C.) hasta la arquitectura contemporánea religiosa, con cerca de 160 reproducciones del Templo. A este estupendo tratado deben remitirse los que quieran ampliar la información de estas páginas.


1980 Rabbi Moshe EISEMANN: «Yechezkel: The book of Ezekiel. A New translation with a Commentary Anthologized from Talmudic, Midrashic and Rabbinic Sources», Mesorah Publ. Brooklyn, N.Y., 1980.
Entre los estudios hebreos modernos, el de este rabino acerca de los comentarios de Rashi sobre Ezequiel destaca por su originalidad y aportación de nuevas soluciones a la conciliación de los tres templos, El templo tendría según esta versión 312 x 317 codos en lugar de los 500 x 500 normalmente aceptados. Tal discrepancia es consecuencia de haber supuesto que las cámaras adyacentes a las puertas se hallaban a lo largo de los muros [lám. 58]. Así, el cuadro «mengua» en cuatro veces 50 codos, la profundidad de las puertas, es decir 200 codos. Los 12 y 17 codos adicionales se deben al grosor de los muros del atrio interior. Estas «artimañas» lo significan como un intento de identificar el Templo de Ezequiel y el de Herodes.


1988 Stanley TIGERMAN: The arquitecture of Exile, Rizzoli, Nueva York, 1988.
Obra de recopilación en la línea de Rossenau, con alguna aportación importante e interesantes aportaciones de propuestas de estudianes. Entre las propuestas modernas que recoge destacan una de las más claras propuestas con patio cruciforme que data de 1937 (p. 104, Tiferal Israel, según la Misnah Middot de Maimónides), las de Yigael YADIN (The Temple Scroll: the Hidden Law of the Dead Sea Sect, 1985).


1996 Leen RITMEYER: The Temple and the Rock, Ritmeyer Archaeological Design, Harrogate, England, 1996.
Importante aportación arqueológica, basada en su tesis doctoral, «The Architectural Development of the Temple Mount in Jerusalem», patrocinada por la Fundación Rothschild y leida en 1992. Otras publicaciones de este autor han sido «The Ark of the Covenant, where it stood in Solomon's Temple» (Biblical Archaelogy Review, Ene/Feb, 1996) y «Locating the original Temple Mount» (B.A.R., Mar/Abr, 1996. La tesis básica sitúa el templo de Salomón en un cuadrado de 500 codos de 52'5 cm apoyado en un punto de inflexión del actual muro oriental del monte Moriah con el Templo situado en su esquina Noroeste, tal como describe la Misnah. La propuesta más controvertida, espléndidamente argumentada, es la de la situación del Sancta Sanctorum sobre la roca de la Mezquita de la Roca. Josefo cuenta que Herodes amplió la explanada, probablemente hacia el Norte y el Sur, por lo que todo encaja a la perfección. Para la orientación, propone un pequeño giro de la traza actual, de manera que el templo se apoye en las marcas de la roca y quede orientado hacia el punto más alto del Monte de los Olivos.

El Monte Moriah  El Templo de Herodes  El Santuario  La Roca  Sección del Monte


1997 Alec GARRARD: The splendour of the Temple, Moat Farm Publications, Fressingfield, Eye, Suffolk, 1997.
Este libro reproduce con profusión imágenes de la maqueta que el autor ha realizado por pura fascinación de maquetista basándose en Josefo, la Misnah, el Carta's Atlas on Jerusalem de Dan Bahat (1983), el Ready to rebuild de Tomas Ice and Randall Price, Bellow the Temple Mount in Jerusalem, de Shimon Gibson y David M. Jacobson, la obra de Ritmeyer y otras fuentes.

Maqueta del Templo según Alec Garrard

Garrard comenzó su maqueta en 1980 sobre un tablero de 20x12 pies con auténticas «piedras» y casi 4.000 pequeñas figuras de personas pintadas a mano, con vestidos de la época. Existe también un doble vídeo realizado con el profesor de Biblia Rev. Christopher Hill, que resumen ocho seminarios en cuatro horas de imágenes.

The Splendour of the Temple


1997 The «Ultimate Temple»: producto en CD coproducido por AVIMedia Ltd. y N.G. Media Interactive Ltd., Israel.
The Ultimate Temple

El Templo en movimiento

Este CD multimedia realizado en Israel por autores como el Dr. Y. Ayutman (yrsalem@actcom.co.il), Dr. E. L. Matin (askssm@aol.com) y S.Tuvia (100264.114@compuserve.com), y cuenta con una página WEB donde actualizar información, correo, soporte técnico, bibliografía, foros de discusión, etc.
Fax: (972) 501-30-73

De espléndidos efectos especiales, incluye (eso sí, en inglés)todos los textos bíblicos relacionados con el Templo, debates interactivos, vídeos explicativos y la posibilidad de un recorrido en realidad virtual. La reconstrucción del Templo sigue punto por punto el texto bíblico del profeta Ezequiel, de donde resulta un templo cuadrado en la linea de Perrot y Chipiez.


2001 Umberto ECO: Baudolino, Lumen, Barcelona, pp. 124-133. Ed. org. R.C.S. Libri. Milán, Bompiani, 2000.
Umberto Eco Portada del Libro El famoso semiólogo y novelista italiano, nacido en Alessandria (Piamonte) en el año 1932, ha desarrollado su actividad docente en Turín, Florencia y Milán, y actualmente ocupa la cátedra de Semiótica en la Universidad de Bolonia. Su faceta más conocida, la de narrador, comenzó en 1980 con El nombre de la rosa, una historia detectivesca que se desarrolla en un monasterio en el año 1327 y que obtuvo un éxito sin precedentes. A esta primera novela ha seguido El péndulo de Foucault, en 1988, y La isla del día de antes, en 1994. En Baudolino cuenta las andanzas de un fantasioso y embustero piamontés dentro del círculo del emperador Federico Barbarroja, que le llevarán de camino de Jerusalén para la restitución del Grial, será testigo del saqueo de Constantinopla a manos de los cruzados y protagonsita de la búsqueda del mítico reino del Preste Juan en Asia. Entre tanta aventura y teatros de invenciones, Baudolino se detiene para contar al historiador bizantino Nicetas Coniantes un episodio de sus días de estudiante en París:

"[...] el modelo debe ser el del Templo de Jerusalén, tal como lo describe el profeta Ezequiel. Venid mañana conmigo a la abadía. Uno de los canónigos, el doctísimo Ricardo de San Víctor, está buscando la manera de reconstruir el plano del Templo, dado que el texto del profeta resulta oscuro en algunas partes.

—Señor Nicetas —dijo Baudolino— yo no sé si te has ocupado alguna vez de las medidas del Templo.
—Todavía no.
—Pues bien, no lo hagas nunca, porque es como para perder la cabeza. En el Libro de los Reyes se dice que el Templo mide sesenta codos de ancho, treinta de altura y veinte de profundidad, y que el pórtico tiene veinte de ancho y diez de profundidad. En cambio, en las Crónicas, se dice que el pórtico mide ciento veinte codos de altura. Ahora bien, veinte de ancho, ciento veinte de altura y diez de profundidad: no sólo el pórtico sería cuatro veces más alto que todo el Templo, sino que sería tan fino que se caería de un soplido. Lo malo se te presenta cuando te lees la visión de Ezequiel. No hay medida que cuadre, hasta el punto de que muchos hombres píos han admitido que Ezequiel había tenido precisamente una visión, que es casi como decir que había bebido un poco demasiado y que veía doble. Nada malo, pobre Ezequiel, también él tenía derecho a solazarse, si no fuera que aquel Ricardo de San Víctor había hecho el siguiente razonamiento: si cada elemento, cada número, cada pajilla de la Biblia tiene un significado espiritual, hay que entender bien qué dice literalmente, porque una cosa, para el significado espiritual, es decir que algo mide tres, y otra cosa es decir que ese algo mide nueve, dado que estos números tienen significados místicos distintos. Ni te cuento la escena cuando fuimos a seguir la clase de Ricardo sobre el Templo. Tenía el libro de Ezequiel ante los ojos, y trabajaba con una cuerdecilla, para tomar todas las medidas. Dibujaba el perfil de lo que Ezequiel había descrito, luego cogía unas varillas y unos tabloncillos de madera tierna y, ayudado por sus acólitos, los cortaba e intentaba juntarlos con cola y clavos... Intentaba reconstruir el Templo, y reducía las medidas en proporción, quiero decir que allá donde Ezequiel decía un codo él hacía cortar por el grosor de un dedo... Cada dos minutos se venía todo abajo, Ricardo se enfadaba con sus ayudantes diciendo que habían soltado la presa, o puesto poca cola; éstos se justificaban diciendo que era él el que había dado las medidas equivocadas. Luego el maestro se corregía, decía que quizá el texto escribía puerta pero en ese caso la palabra quería decir pórtico, porque, si no, resultaba una puerta del tamaño casi de todo el Templo; otras veces volvía sobre sus pasos y decía que cuando dos medidas no coincidían era porque la primera vez Ezequiel se refería a la medida de todo el edificio y la segunda a la medida de una parte. O también, que a veces se decía codo pero se refería al codo geométrico que vale seis codos normales. En fin, durante algunas mañanas fue una diversión seguir a aquel santo varón rompiéndose los cuernos, y nos echábamos a reír cada vez que el Templo se desmoronaba. Para que no se dieran cuenta, fingíamos recoger algo que se nos había caído, pero luego un canónigo notó que siempre se nos caía algo y nos echó de allí.

Los días siguientes, Abdul sugirió que, dado que Ezequiel era, a fin de cuentas, un hombre del pueblo de Israel, alguno de sus correligionarios podía darnos alguna luz. Y, como sus compañeros observaran escandalizados que no se podían leer las Escrituras pidiendo consejo a un judío, dado que notoriamente esta pérdida gente alteraba el texto de los libros sagrados para borrar de ellos toda referencia al Cristo venidero, Abdul reveló que algunos de los mayores maestros parisinos se servían a veces, aunque a escondidas, del saber de los rabinos, por lo menos para aquellos pasos donde no estaba en cuestión la llegada del Mesías. Ni aun haciéndolo adrede, precisamente aquellos días, los canónigos victorinos habían invitado a su abadía a uno de ellos, todavía joven, pero de gran fama, Solomón de Gerona.
Naturalmente, Solomón no se alojaba en San Víctor: los canónigos le habían encontrado un cuarto, hediondo y oscuro, en una de las calles más mal paradas de París. Era de verdad un hombre de joven edad, aunque el rostro se veía consumido por la meditación y el estudio. Se expresaba en buen latín, pero de una manera poco comprensible, porque tenía una curiosa característica: tenía todos los dientes, arriba y abajo, desde el incisivo central hacia todo el lado izquierdo de la boca, y ninguno en el lado derecho. Aunque era por la mañana, la oscuridad del cuarto lo obligaba a leer con un candil encendido, y a la llegada de las visitas puso las manos encima de un rollo que tenía delante, como para impedir que los demás le echaran ojeada alguna. Precaución inútil porque el rollo estaba escrito en caracteres hebreos. El rabino intentó excusarse porque, dijo, aquél era un libro que los cristianos justamente execraban, el Toledot Jeschu de tristísima fama, donde se contaba que Jesús era hijo de una cortesana y de un mercenario, un tal Pantera. Pero habían sido precisamente los canónigos victorinos los que le habían pedido que tradujera algunas páginas, porque querían entender hasta qué punto podía llegar la perfidia de los judíos. Dijo también que hacía este trabajo de buen grado, porque también él consideraba ese libro demasiado severo, puesto que Jesús era un hombre virtuoso, no cabía duda, aunque había tenido la debilidad de considerarse, injustamente, el Mesías. Pero quizá había sido engañado por el Príncipe de las Tinieblas, e incluso los Evangelios admiten que había ido a tentarle.
Le interrogaron sobre la forma del Templo según Ezequiel, y sonrió:
—Los comentaristas más atentos del texto sagrado no han conseguido establecer cómo era exactamente el Templo. Incluso el gran rabí Salomón ben Isaac admitió que, si se sigue el texto al pie de la letra, no se entiende dónde están las habitaciones septentrionales exteriores, dónde empiezan en occidente y cuánto se extienden hacia el este, etcétera, etcétera. Vosotros los cristianos no entendéis que el texto sagrado nace de una Voz. El Señor, haqadosh barúch hú, que el Santo sea por siempre bendito, cuando les habla a sus profetas les hace oír unos sonidos, no les muestra unas figuras, como os pasa a vosotros con vuestras páginas miniadas. La voz suscita, sin duda, imágenes en el corazón del profeta, pero estas imágenes no son inmóviles, se funden, cambian de forma según la melodía de esa voz, y si queréis reducir a imágenes las palabras det Señor, que sea por siempre el Santo bendito, vosotros congeláis esa voz, como si fuera agua fresca que se vuelve hielo. Entonces ya no quita la sed, sino que adormece las extremidades en la frialdad de la muerte. El canónigo Ricardo, para entender el sentido espiritual de cada parte del Templo, lo querría construir como haría un maestro albañil, y no lo conseguirá nunca. La visión se parece a los sueños, donde las cosas se transforman unas en otras, no se parece a las imágenes de vuestras iglesias, donde las cosas permanecen siempre iguales a sí mismas. [...]
—Tú calla, que eres falso como el ánimo de Judas. A ti te va bien que vuestro Ezequiel viera un templo que no se sabe cómo era; si viene un albañil cristiano a decirte que no podía estar en pie, le respondes que Ezequiel oía voces y no prestaba atención a las figuras [...]


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