3. EL ESCORIAL COMO NUEVO TEMPLO DE SALOMÓN EN LA LITERATURA DE LA ÉPOCA (II)

En la literatura y crónicas del barroco, ya pasado el fuerte impacto que supuso la publicación del texto y los grabados de Villalpando, se mantiene la significación salomónica de El Escorial. Los cronistas copiarán hasta la extenuación las afortunadas alabanzas del Padre Sigüenza. Muchos de ellos son libros de viajes, nuevas formas que toman las antiguas crónicas en manos de los viajeros ilustrados.


1603
En la Historia de Fray Jerónimo de SEPULVEDA, el «Tuerto» (entre 1584-1603; publ. 1624) también encontramos alusiones a la Rey Sabio: "Aquel ilustre templo de Salomón, en siete años fué edificado, en el cual se ofrecían animales, mas en éste es sacrificado y ofrecido Dios verdadero de Dios verdadero Hombre, nacido de la Virgen Santa incorruta y sin mancilla; aquél contenía el Arca del Testamento, mas éste el verdadero Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo".
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Fray Jerónimo de Sepúlveda, O.S.H.: «Historia de varios sucesos», pp. 376, en Documentos... (t. IV).


1611
Al canónico de la catedral de Cuenca y consultor de la Inquisición Sebastián de COVARRUVIAS Y HOROZCO (1539-1613) se le debe el primer diccionario etimológico castellano, el Thesoro de la lengua castellana, que dirigió a su rey Felipe III. En él, en la voz «Escurial», puede leerse "y de la escoria sabe Dios hazer lo que en valor excede al oro y plata y perlas, pues todo esto es escoria para la grandeza deste segundo templo de Salomon, mausoleo celebrado más que el Caria, por uno de los milagros del mundo".
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Thesoro de la lengua castellana o española. Compuesto por el licenciado Don Sebastián de Covarruvias Orozco, Capellán de su Magestad, Mastrescuela y Canónigo de Cuenca y Consultor del Santo Oficio. Dirigido a la Magestad Católica del Rey Don Felipe III, fol. 370v, Madrid, 1611.


1619
El moralista político de la orden benedictina Fray Juan de SALAZAR (Nájera, ap. 1575-1635) lleva mucho más lejos esta comparación, proponiendo que el pueblo español es el nuevo (o "segundo") pueblo de Dios, y según esta argumentación compara a Bernardo del Carpio con Gedeón, al Cid con Sansón, a Carlos V con David, para añadir a continuación: "hubo en el [pueblo] hebreo un Salomón, tan entendido en todas las cosas que, por excelencia y por lo mucho que alcanzó de sus esencias y naturalezas, es llamado comunmente el Sabio. Y en el español hubo Felipe II, tan advertido, cuerdo y avisado en todo género de ellas, que con razón es dicho y tiene por renombre el Prudente, imitándole aún en el insigne y portentoso edificio de San Lorenzo el Real, que hizo fabricar en El Escurial, a imitación del famoso templo que en Jerusalén levantó Salomón".
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Fray Juan de Salazar: Política Española, 1619; ed. Miguel Herrero García, p. 82, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1945. Según Herrero, la misma idea de comparación entre ambos pueblos había sido adelantada por Hernando de Herrera, Cervera de la Torre, Fray Juan de la Puente, Carlos García y López Madera.


1619
También Luis CABRERA DE CORDOBA (1559-1623), que tantos años vivió y trabajó en El Escorial, afirma en su «Historia de Felipe II, rey de España» que "imitó curiosa y exactamente D. Felipe en esta su fábrica lo que muestra la descripcion que hace la sabiduría de la Santa Jerusalén, procurado se hallase tanta armonía, concierto y correspondencia [...] Lo mismo vio Salomón en la traza que su padre le había dado para el edificio del templo [...] Y así, el tener los príncipes curiosa advertencia en que sus edificios tengan toda perfección, es imitar a Dios, como lo procuró D. Filipe [...] El de San Lorenzo aumentó su reputacion en toda la redondez de la tierra, como la de Salomon su templo".
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Madrid, 1619; reimpr. 1876-79, 4 vols. El texto se enmarca en una disertación sobre la arquitectura perfecta. La cita ha hecho pensar a autores como Martínez Ripoll que Felipe II ya tenía conocimiento del templo antes de 1563, y que quiso aplicarlo a la construcción de El Escorial.


1620
Tirso de MOLINA (1584–1648), cuyo nombre real era Gabriel Téllez, nació en Madrid. Según algunos, fue hijo ilegítimo del duque de Osuna. De joven ingresó en la Orden de la Merced y fue trasladado a América. Residió después casi toda su vida en Toledo. Su dramas están entre lo mejor del Siglo de Oro español, como «El Burlador de Sevilla» y «El condenado por desconfiado». En «El caballero de Gracia» aparecen Felipe II y su hermana, la princesa Doña Juana, que le ensalza por su salomonismo durante la construcción del monasterio de las Descalzas Reales en Madrid, a lo que se suma el mismo Jacobo, Caballero de Gracia:
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El Caballero de Gracia, Jornada Tercera, Madrid, 1620. Versión moderna en Tirso de Molina, Obras dramáticas completas, Ríos, Blanca de los, ed. lit., Madrid, Aguilar, 1999. Puede consultarse el texto completo en http://www.trinity.edu/org/comedia/tirso/cabgra.html


1628
Retrato a pluma de Baltasar Porreño (BNM, mss. 19164 f. 77) El licenciado Baltasar PORREÑO (Cuenca, 1569-1639), sobrino de Francisco de Mora y primo de Juan Gómez de Mora, publicó una biografía de Felipe II donde también encontramos ricas comparaciones, más relacionadas con el Rey Salomón que con su templo.

Porreño comienza insistiendo en la famosa comparación que recogió Calvete del viaje del príncipe Felipe a los Países Bajos, la de la abdicación de David en Salomón. Al relatar la muerte de Carlos V añadía: "Después de recibido el Sacramento de la Extrema Unción, quedándose a solas con su hijo Filipo, le dixo lo siguiente [...] «encomiendoos la obediencia a la Sede Apostólica, la defensión de la Fe Católica, el zelo de la Religión Chistiana, la paz pública y justicia a vuestros vasallos». Esto dixo con gran ternura, imitando al Santo Rey David, que quando advirtió que se moría y que le faltavan pocas horas para acabar la vida, con fervoroso zelo de la Divina Ley, mandó llamar a su hijo Salomón, y por última voluntad, le encomendó que tuviesse cuidado de la guarda de los Mandamientos de Dios, de sus ceremonias y prezeptos y juizios de toda la Divina Ley; y tras esto, le encomendó la guarda de la justicia, que castigasse a los malos y premiase a los que lo merecían" (cap. I).

La primera de las virtudes que se exalta es la sabiduría del rey Felipe, comparándola con la prudencia del rey Salomón, en un trueque de cualidades tendente a identificar ambos reyes: "Desde David y Salomón no ha abido rey en quien mayor prudencia se aya hallado; y assi, justamente, le dio el mundo el renombre de Prudente, y algunos el de Pío" (cap. VIII, referencia al cuadro de Gante), "Desde Salomón acá, no tuvo el mundo rey tan sabio como lo fue su Majestad; esto se vido en que diversas vezes, aviendo consultado grandes letrados, teólogos y juristas, y prudentes Consejeros de Estado, en llegando a sus manos las consultas y pareceres muy estudiados y acendrados, dava sobre todos un decreto" (cap. IX) y "En su muerte le predicaron en los púlpitos por otro David en la prudencia con los enemigos; por Salomón en la sabiduría y apacible gobierno de tantos años" (cap. XV/XIV). No es el único escrito en que establece esta relación. En el manuscrito no publicado «Museo de los Reyes Sabios» [Rª BNM mss. 2297] insistiría en la necesidad de la sabiduría en los reyes, siguiendo la tradición que iniciara Erasmo y que tantos escritores españoles tratarían en sus Espejos de Príncipes.

La segunda de las cualidades tradicionalmente asignadas a Salomón era la justicia, según la famosa escena bíblica de las dos madres y el niño a punto de ser partido: "Dévese tomar por espejo de Príncipes la integridad y rectitud d'este gran monarca, pues jamás se vio en el mundo ni la gente con más sossiego, ni sus Estados con más paz, ni los pobres más amparados, ni los poderosos más reprimidos que en su tiempo; porque con la vara de su justicia lo tenía todo allanado, de manera que como en el tiempo de Salomón, dize la escritura divina que habitava, 3 Reg. 4, Judá y Israel sin temor alguno" (cap. X).

El tercer rasgo de Salomón fue la de construir casa para Dios. Naturalmente, Felipe también lo hizo en El Escorial. Los paralelismos están incluso en el gran número de obreros que trabajaron en ambas obras: "El número de la gente que trabajó en esta gran fábrica no se pudo saber, como en el templo de Salomón, por estar dividido en tantas partes [...] Imitó su Magestad en esta su gran fábrica lo que muestra la descripción que haze la sabiduría de la santa Gerusalén, procurando se hallasse tanta armonía, concierto y correspondencia en esta obra que una puerta, aunque fingida, correspondiesse con otra cierta, y hasta un clavo, si era posible, no excediesse a otro" (cap. XV/XIV).

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Porreño, Baltasar: Dichos y hechos del rey Don Phelipe Segundo, el Prudente, potentíssimo y glorioso monarca de las Españas y de las Indias, ed. org. en Salvador Viader, Cuenca, según ed. de Amberes, 1666. Ed. mod. en Saeta, Madrid, 1942 [pp. 22, 124, 155, 158, 245 y 248] y en Sociedad Estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 2001 [pp. 22, 69, 82, 83, 120 y 122].


1640
Similares reivindicaciones vuelven a encontrarse en uno de los clásicos de la literartura picaresca de nuestro barroco, en la «Vida y hechos de Estebanillo González», que veía en El Escorial "la grandeza incomparable de aquel suntuoso templo, obra del segundo Salomón y emulación de la fábrica del primero".
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Ed. Amberes, 1646; ed. mod. Austral, Madrid, 1968.


1651
También el escritor jesuita Baltasar GRACIAN (Calatayud, 1601 - 1658) en «El Criticón» retoma esta idea en el relato de Los encantos de Falsirena. Critilo visita El Escorial y no tiene más que mencionar el nombre del Rey Sabio para que el lector avispado reconozca la Octava Maravilla:
"Halló en aquel templo de Salomón católico, asombro del hebreo, no solo satisfacción a lo concebido, sino pasmo en el exceso. Allí vió la ostentación de un real poder, un triunfo de la piedad católica, un desempeño de la arquitectura, pompa de la curiosidad, ya antigua, ya moderna, el último esfuerzo de las artes y donde la grandeza, la riqueza y la magnificencia llegaron de una vez a echar el resto".
Baltasar Gracián

Este autor de obras didácticas forma con Francisco de Quevedo la pareja más destacada de los grandes prosistas del conceptismo barroco. El Criticón es una epopeya de carácter alegórico donde dos personajes, mentor y discípulo, aprenden a través de la experiencia, la picaresca, el desengaño y el pesimismo. Los personajes representan, uno el instinto, el hombre natural, y el otro la razón, el hombre juicioso, en una peregrinación por distintos lugares que se corresponden con las distintas etapas de la vida. En estos últimos años El Criticón ha alcanzado una gran difusión, valorándose su transcendencia y universalidad.
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El original se publicó en tres partes, la primera publicada en Zaragoza en 1651, la segunda en Huesca en 1653 y la tercera en Madrid en 1657. La cita se encuentra en la Parte I, crisis XII (ed. mod. Ramón Sopena, 1972).


1654
En la Descripción del padre Santos que veremos a continuación, se dedica también un capítulo a la «Oración Funebre Panegirica en la traslación de los cuerpos reales al Pantheon» en el que transcribe íntegro el discurso que el Padre Maestro del Monasterio Fray Juan de AVELLANEDA, Predicador de Felipe IV, leyó con motivo de la traslación de los cuerpos de la cripta de debajo del altar al Panteón (17 de marzo de 1654):
"Ossa arida audite Verbum Domini. Oyga vuestra Cesarea Magestad, Augustissimo Hijo de Carlos; oyga, y estime este renombre, Hijo de Carlos. Es gran enfasis en la boca de Dios, el nombramiento de Salomón, en príncipe heredero de Israel (3. Regum, cap. 5.a.5) [...] El hijo tuyo, que sucederà en tu trono, esse edificarà mi Templo [...] Pues valga hijo de Dauid tanto como Salomon; no dà glorioso nombre edificar el Templo de Dios. Pues conozcase en la gloria del Templo, la gloria de Salomón. Hijo de Carlos hazoñoso, tanta soberanía es essa, como ser Philipo Segundo, el que edificò este Templo [...] Celebrada inuestudura la de Salomon: Accingere gladio tuo super femur tuum potentissime (Ps. 44.a.4). Ea hijo, dize Dauid, ceñios essa espada, que os criais para Rey [...] Ea, Señor, ya està aqui el Salomon vizarro con la espada en cinta".

Como vemos, no sólo le compara con Salomón, que erigió el Templo a Dios, sino con Abraham, que levantó un altar a Dios en Hebrón tras una gran victoria. En ese lugar luego hizo un sepulcro para sí y sus familiares: Isaac, Jacob y Adán, con sus cuatro mujeres (Gén, 13 y 23)."
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Reproducida en la Descripción del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial de Santos (cfr. infr.)


1655
El holandés VAN AERSSEN (o Antoine de Brunel), o tal vez su secretario, no creía que Felipe pudiese compararse con Salomón, pero nos recuerda que se le había llamado así. La prueba sería que El Escorial no se parece en nada al templo de Salomón, como si alguien supiera qué aspecto tenía realmente:
"Comenta irónicamente que los españoles considerasen a El Escorial como obra maravillosa; dice que en otra parte, donde no fueran tan raras las construcciones hermosas, no sería en modo alguno considerado como algo extraordinario. Tomado en conjunto, este monumento no sería más que un montón de piedras; y tomado aisladamente, tampoco tenía el valor que se le concedía. Se había llamado a Felipe II el Salomón del siglo XVI; pero se parecía tan poco a Salomón como El Escorial al templo de Salomón"

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Aerssen, Voyage d´Espagne curieux, historique et politique. Fait en l´anée 1655, París, 1655. Cfr. Theodor He[i]nermann, El Escorial en la crítica estético-literaria del extranjero. Esbozo de una historia de su fama, p. 324, Ediciones Escorial, Madrid, Jun. 1943.


1656
Continuando la larga tradición comenzada por Erasmo y Maquiavelo de libros destinados a la educación de los príncipes, Diego Enriquez de Villegas trata las cualidades que debe tener un gobernantes como constructor. Los ejemplos escogidos son Salomón, Felipe II y Felipe IV:
"Architecto fue el Rey Dauid; se infiere de la planta del Templo, que diò a su hijo Salomon: [Paral. 28 II] que también lo fue, por le auer dado Dios infusa ciencia: [Reg. 3, 3 II] y la ostentò con admirable efeto, en el Templo que edificò al Señor; [Paral. 2, 6 II] conforme la planta que su padre le dexò, delineada por diuna reuelacion.
      Grandemente perito en la Arqchitectura, fue el Rey de España Don Felipe Segundo; fauoreciò mucho a los sujetos eminentes en su profession: [Porreño, dichos y hechos, fol. 140] con que floreciò el estudio; lucia la aplicacion, y se descubrian inuentos ingeniosos.
      Cobran vida las artes, con los faures de los Principes: varones grandes en virtudes eminentes; que la falta de fauor tenia ocultos, salieron a la luz, y resplandecieron por valentias del ingenio; este, no crece, no florece, no fructifica, sino le cultiua, fomenta y riega el fauor. [Cic. I]
      Tenia el Rey Don Felipe Segundo, todos los dias, hora destinada para examinar las plantas, que sus trazadores mayores le traian; quitaua lo defectuoso, por superfluo, ò por imperfecto: mudaua en todo, la planta, ò variando en parte, le mejoraua; la que imitaua, salia con mayor perfeccion en la fabrica; demostrando en los inuentos, examen, conferencia, y voto, exceder a los mas peritos en su Teorica, y Practica. [Prorreño, fol. 94]
      Fue naturalmente inclinado à fabricar; medio que eligen los generosos para su nombre perpetuar, y le perpetuò en la construccion del Conuento, y Palacio de San Lorenço el Real, llamado El Escurial; octaua marauilla, en orden, y primera, en dignidad; ostentacion, es magnifica de su poder, y de su ingenio, efeto valiente; al coraçon siruiò de pulsos lo grande [...]
      Perito con grande valetia, en la Arquitectura ciuil, es la Magestad Catolica del Rey don Felipe Quarto, las obras modernas del placio de Madrid, lo publican; y del Escurial el Panteon lo dize".

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Don Diego Enriquez de Villegas, El principe en la idea. A la magestad catolica del Rey nuestro Señor Don Felipe Quarto, Rey de las Españas, y de las Indias, &c. Escrivia Don Diego Enriquez de Villegas, Cauallero Professo en la Orden, y Caualleria de nuestro Señor IesuChisto, y Comendador en ella, Capitan de Corazas Españoles, &c. Con privilegio. En Madrid: En la Imprenta Real. Año de 1656.


1657
En la «Descripción» del continuador de la obra de Sigüenza, el también jerónimo Fray Francisco de los SANTOS (Santos de la Hunosa, Madrid, 1617-92) encontramos palabras parecidas: Felipe II es el segundo Salomón, e imitó a éste en El Escorial y a su padre David en la construcción de un sepulcro para su dinastía:
"[...] ya solo la del Templo de Salomón, por superior à todas, puede ser exemplar de su belleza: que si Dios, para que saliesse acertado, y à su gusto señalò la materia de aquel Alcaçar, y diò las celestiales traças de la formacion de su muralla fuerte, de los varios aposentos, y porticos, y de la sala, y retrete proprio: también parece que anduuo en esta haziendo lo mismo para que fuesse, como es, vn Cielo de la tierra, y el Palacio mas decente, y Real, que su Magestad diuina tiene acà entre los hombres [...] à imitación del Templo de Salomon, carga con los aplausos de todas, alçandose con la fama, y la estimacion: que es lo que pretendiò zeloso su Fundador Prudente, segundo Salomon de España [...] que assi como se mereciò el renombre de segundo Salomon, imitando al primero, en la edificacion del Templo: quiso merecersele también, imitandole en el sumptuoso Sepulcro, que edificò à David".

Como vemos, además de ser el reconstructor del templo, añade el importante matiz de que además lo construyó como tumba para su padre, según la antigua tradición.
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Fray Francisco de los Santos, O.S.H.: Descripción breve del Monasterio de S. Lorenzo de El Real del Escorial, vnica maravilla del mundo. Fabrica del prvdentissimo rey Philipo Segvndo... (Madrid, 1657), Móstoles, ed. facs. Almiar, 1984.


1664
Con motivo del primer centenario escurialense se realizó un certamen poético, del que conservamos una recopilación realizada por el monje jerónimo Fray Luis de SANTA MARÍA, en la que no faltan referencias al Templo de Jerusalén y al sabio Salomón: "Segundo y primero Templo, / siendo en grandeza más suma, / si aquel de un sabio cuidado, / tú de un prudente escultura". Estas referencias panegíricas como Octava Maravilla o Segundo Templo de Salomón son tópicas y habituales en el barroco: "La maravilla postrera / do el segundo Salomón / echó el resto de sus fuerzas".
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Poemas de Francisco Cano del Moral y Peralta, en Octava sagradamente culta, celebrada de orden del Rey Nuestro Señor, en la Octava Maravilla..., cit. por S. Alvárez Turienzo: El Escorial en las letras españolas. La segunda cita está recogida por Dolly María Lucero Ontiveros: El Escorial en el barroco, Bahía Blanca (Argentina), 1958; cit. también por Turienzo.


1672
Juan BAÑOS DE VELASCO Y ACEVEDO (m. 1682) recoge los ecos de los panegíricos salomónicos al prudente Felipe en una exaltación del Duque de Medinacelli, en su obrita «El hijo de David, Salomon coronado». Este manual de moral cristiana, política y gobierno incluye frases como la que sigue: "gozandosse de auer vn principe tan sabio, y prudente (Salomon segundo) el Duque mi Señor, que estè en gloria, padre de V. Excelencia". Debían resonar aún los ecos a la exaltación de la prudencia de nuestro segundo Salomón para que esta frase sonase a laudatoria.
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«El hijo de David, Salomon coronado y acciones de su minoridad [...] politica de principes historiada con morales advertencias [...] por Don Iuan Baños de Velasco y Azebedo [...] en Madrid, por Francisco Sanz [...] a costa de la viuda de Bernardo de Sierra [...] M DC LXX II».


1678
De Juan de CARAMUEL (1606-1682) hablaremos en otro momento, por lo que no nos extenderemos más sobre él, pero recordaremos que relacionó al Monasterio y el Rey Prudente con el Templo de Salomón y el Rey Sabio en su «Arquitectura Recta y Oblicua».

El Escorial en Caramuel

Felipe II, que "con su Divino Ingenio delineó" personalmente la Octava Maravilla, construlló una máquina perfecta que podía competir con el Templo de Jerusalén. Según el obispo cisterciense, al construir El Escorial, el monarca legó a la posteridad un «libro» en el que los arquitectos contrarios al vitruvismo podrían aprender la verdadera ciencia constructiva, de la misma manera que Miguel Angel estudió arquitectura en el Panteón de Roma.

Juan Caramuel

Portada de la Arquitectura oblicua

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Architectvra civil recta y obliqva, considerada y dibvxada en el Templo de Iervsalen [...] Promovida a svma perfeccion en el Templo y Palacio de S. Lorenço, cerca del Escvrial , que invento con su Divino Ingenio, delineo con su real mano, y con excessivos gastos empleando los mejores Architectos de Europa erigio el Rey D. Philippe II (3 vols.), Camillo Corrado, Vigeven, 1678. Ed. facs., Turner, 1984.


1764
Todavía en esta fecha escribía el agustino Fray Andrés XIMÉNEZ acerca de El Escorial haciéndose eco de palabras ya leídas en las páginas de Sigüenza: "Mandó últimamente el Señor á Salomón edificase aquel Templo magnífico, acomodado á las circunstancias del tiempo, de fuerte y vistosa arquitectura, con varios aposentos y pórticos [...] Este maravilloso Templo, y Monasterio de San Lorenzo el Real salió tan parecido á estas fábricas divinas, que parece vino trazado del Cielo [..] En este Templo del Salomón de España resuenan de día y noche las Alabanzas Divinas [...] por eso se pusieron aquí [las estatuas] á la entrada de este Templo del Salomón de España ".
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Fray Andrés Ximénez, O.S.G.: Descripción del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial: su magnífico templo, Panteón, y Palacio, impr. de Antonio Marín, 1764; Madrid, ed. facs. Editorial Patrimonio Nacional, 1984.


1768
Ante otros que ponen a Felipe II a la altura de Salomón, Constantino, Filipo o Nerón, en el siglo XVIII en los Países Bajos todavía podíamos encontrarlo como portador de los tópicos vicios de estos personajes; como Segundo Tiberio es un modelo de tiranos y un cruel déspota: "Il n´est peut-etre guere de Prince, dont on ait plus fréquemment examiné le Caractere & dont on ait dit plus de mal. Quelques Historiens d´Espagne en ont parlé comme d´un autre Salomón, sous la figure duquel il est représenté en statue a l´entrée de l´Escurial, ou le Sculpteur a donné a Charlequint les habillemens & la Couronne de David; mais d´ autres l´ont comparé a plus juste titre a Tibere & tandis que ses Panégyristes l´exaltent comme le modele des Princes, ceux qui le bláment le dépeignent comme un des plus grands Tirans".
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Histoire Universelle depuis le commencement du Munde jusqu´ a present [...] d´ une Sociéte de Gens de Lettres contenant la suite de l´ Histoire d´ Espagne et celle Portugal, p. 89, Amsterdam & Leipzig, 1768.


1854
Tras el paréntesis que supone el historiador ilustrado Antonio Ponz (1788), primer cronista que no hace la mínima alusión al asunto salomónico, llega don José QUEVEDO, ex-bibliotecario real del monasterio, canónigo de la catedral de Badajoz y renombrado historiador y académico, que (en lo que hemos podido encontrar) sólo alude a una imagen nueva en esta pequeña historia: la de la Jerusalén Celeste del Apocalípsis de San Juan. Resulta curiosa esta época en que se olvidan los simbolísmos bíblicos, pero que aún recuerda los apocalípticos:
Quevedo "También quiso el Rey que la noche que habia de preceder á dia tan solemne no conociese las tinieblas. Por su mandado se habían hecho miles de lámparas de barro [...] Lo mismo fue cerrar la noche cuando con una prontitud sorprendente, las líneas de aquel vastísimo edificio aparecieron como trazadas por fajas de luz [...] se creia ver reproducida la vision de San Juan, aquella ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo adornada como una esposa, preparada para recibir á su Esposo Divino. El Escorial no parecia obra de los hombres; tenia un no sé qué de grande, de estraordinario, que derramaba en el alma dulzura y admiracion."

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José Quevedo: Historia del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial, desde su origen hasta el presente [...], 1ª ed., Madrid, 1849, 2ª ed., corr. y aum., Madrid, impr. de Eusebio Aguado, 1854; 3ª ed., Madrid, p. 77, ed. facs. Ediciones Hiperión, 1986.


1861
El gran historiador don Antonio ROTONDO fue autor de una estupenda obra vendida por entregas, de la que hizo dos ediciones, en francés y en español. No podía sino hacerse eco de las alusiones salomónicas de sus anteriores cronistas: "aquel rey cuyo poder sobre la tierra sirvió para prepararse un lugar en el cielo, y que á la vez que inundaba la Flandes de sangre y aproximaba su pérdida para España, levantaba, cual nuevo Salomón, un magnífico templo al Señor, templo que por sí solo bastaría á ilustrar su nombre."
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Antonio Rotondo: Descripción de la gran Basílica del Escorial, impr. de la Galería Literaria, 1861; Madrid, ed. facs. Editorial Patrimonio Nacional, 1984.


Los siglos posteriores han contribuido mucho a esta idea de relacionar los dos reyes y los dos templos, aunque ya sin fundamento histórico. Debemos considerarlos, pués, como giros panegíricos y lugares comunes exclusivamente literarios, más que como verdaderos paralelismos entre la figura del rey o su fundación y el prototipo salomónico. Sin embargo, citaremos uno poco conocido. Cuando el Tabernáculo del Altar de la Sacristía de la Sagrada Forma, decorado por Claudio Coello en 1684, fue robado por las tropas invasoras napoleónicas, se sustituyó en 1834 por una reproducción del Templo Salomónico en bronce dorado al fuego diseñado por Ignacio Millán y terminado por Francisco Pecul, con representaciones de escenas y personas del Antiguo Testamento y del Arca de la Alianza. El primitivo tabernáculo era un reloj vaciado, flanqueado por las estatuillas de Júpiter y Juno, que regaló al rey Carlos II su tío el Emperador Leopoldo.

Así, el escritor y jurisconsulto alicantino José MUÑOZ MALDONADO (Antonio Pérez y Felipe II , esc. I, acto III, Madrid, 1837), conde de Fabraquer, vizconde de San Javier y varias veces ministro, todavía consideraba a El Escorial en pleno siglo XIX como una copia mejorada del templo hierosolimitano: "De Jerusalén al Templo, / superior, según contemplo, / que es de las artes gigante".

Incluso Américo CASTRO (Brasil, 1885 - 1972), preocupado por revalorizar las raíces judías del pueblo español, se hacía eco de las comparaciones que entre Felipe II y Salomón establecía una fuente tan poco citada como Salazar en Sobre el nombre y el quién de los Españoles (p. 106, Sarpe, Madrid, 1985; del prólogo de la ed. de 1968): "aún hasta en el insigne y portentoso edificio de San Lorenzo el Real [...] a imitación del famoso Templo que en Jerusalén levantó Salomón", y añadía "la similitud entre ambos reyes y ambos templos no fue opinión exclusiva de Fray Juan de Salazar, porque vuelve a encontrarse en la vida de Estebanillo González: El Escorial es un «suntuoso templo, obra del segundo Salomón, y emulación de la fábrica del primero»".

No nos extenderemos en más ejemplos, pero debemos señalar que El Escorial en la lteratura, como asunto general, está tratado sistemáticamente en obras como J. Fradejas Lebrero (El Escorial en la literatura, en «Cisneros», 1958, Madrid) y por Alvarez Turienzo (El Escorial en las letras españolas).


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