Interludio: el perro Salomón (Bruselas, 1558)

La admiración por Salomón, al que por sus lecturas Felipe II admiró siempre como modelo de sabiduría (en los Países Bajos destacaban siempre además el papel de sus consejeros), comenzaba a enriquecerse en esta etapa al entenderlo como el gran constructor del símbolo de unidad religiosa del Antiguo Testamento: el Templo de Jerusalén. En ese ambiente de admiración por el hijo sabio del belicoso rey David no es de extrañar una significativa curiosidad descubierta en el Archivo del Palacio Real de Madrid por el investigador José Luis Gonzalo, uno de los mayores expertos mundiales en la etapa como príncipe de Felipe II. En marzo de 1558, residiendo aún en Bruselas, el príncipe tuvo un perro llamado Salomón, como el rey bíblico. El noble cánido figura junto con otros dos perros de nombres menos regios, "Rosilla" y "Capitán", al cuidado de sus cazadores Luis Martínez y Alonso Marcos. De nuevo la vinculación del fundador de El Escorial con Salomón se muestra como un dato incontestable y que impregnaba hasta detalles tan nímios de su vida cotidiana.


- Archivo de Palacio, Administración General, leg. 6724, sin foliar.

¿El perro Salomón?   Perros en los cuadros de Van Scorel y Frans Floris
Felipe II y María Tudor junto a un perro blanco en la Séptima Vidriera de Sint Janskerk de Gouda (1557-59 . Para Teresa Carazo Jiménez, este perrito (tema que aparece también en la vidriera nº 5 bajo Salomón y la reina de Saba) sería un símbolo de fidelidad y lealtad, cualidades muy apreciadas por la realeza. Esta simbología estaría resaltada por el escudo y la espada dejados en el suelo. A la derecha, perritos a los pies del rey Salomón en dos cuadros de Jan van Scorel y Frans Floris (los cuadros completos están en la parte inferior de esta misma página).
[Pulse en la foto para ver el perrito ampliado]



2.9. Exequias del Emperador Carlos V (Bruselas, 1558)

El 7 de septiembre de 1558, Carlos V modifica su testamento: en vez de enterrarse en Granada, según su primera idea, quiere un edificio de nueva creación: "tengo por bien remitirlo como lo remito, al Rey, mi hijo, para que él haga y ordene lo que sobre ello le pareciere [...] Otro sí ordeno y mando [...] se haga una fundación por las ánimas de ambos y de mis difuntos". Los meses siguientes darán a Felipe II sobradas razones para crear ese panteón familiar. A las dos semanas, el día 21, muere el emperador Carlos V en Yuste. El 11 de octubre Juana, la hermana de Felipe, le escribe la mala noticia desde Valladolid, aunque desde Flandes el rey tarda más de un mes en conocer la muerte de su padre y el cambio de las disposiciones de su testamento. Poco después mueren las hermanas del Emperador, las reinas María de Hungría y Leonor de Francia, que le habían acompañado a España. El 18 de noviembre, muere María Tudor en Londres. Felipe II ya no es rey de Inglaterra. A este año nefasto para Felipe II debemos sumar e que un año antes había muerto su abuela Juana la Loca en Tordesillas y que era ya viudo de María Manuela de Portugal desde 1545. Demasiadas muertes demasiado deprisa. Sólo 1568 sería peor año, con las muertes de Isabel de Valois y el príncipe Don Carlos. Y además el Emperador le dejaba como última y sorprendente obligación el buscarle una tumba en una nueva fundación en España, pero no en Granada. No era una ampliación o reforma de un edificio antiguo, como acostumbraban a hacer los Austrias. Debía de pensarse en algo totalmente nuevo y espectacular. El Cardenal Pole lo había adelantado durante la boda de Felipe y María Tudor en noviembre de 1554, pero veremos cómo el mérito de recordarselo en el momento oportuno fue finalmente del obispo de Arras, François Richardot.

Felipe II en el funeral de su padre

Se declara luto oficial en Bruselas. Durante cuarenta días se estuvo doblando las campanas en todas las iglesias de Flandes tres veces al día. Felipe II se encierra por dos meses en el monasterio de San Grumándola, hasta el 28 de noviembre, día en que comenzaron los funerales. El entierro de Carlos V fue presenciado por una enorme multitud, que lo bordeó con 2.500 antorchas. Participaron todos los frailes de Bruselas, el alto clero, la Casa del Rey al completo y una espectacular nave en cuyos costados se había representado las victorias y conquistas de Carlos V. Los tres días siguientes, en un catafalco de orden corintio se tuvieron con una pompa semejante los funerales por María Tudor y las tías del Rey, María de Hungría y Leonor de Francia.

Funeral de Carlos V

Este debió ser el momento en que este salomonismo simbólico debió pasar del mundo de las ideas al de los proyectos, es decir a que el "Nuevo Salomón" construyera su templo, debió ser el de la muerte del Emperador. Muchos autores han señalado la importancia que tuvo el momento en que Felipe II supo de la modificación del testamento de su padre. Hasta entonces, el contacto del príncipe Felipe con la arquitectura se había limitado a reformas más o menos importantes en los palacios donde gustaba pasar sus tiempos de ocio. Nunca se había enfrentado a la arquitectura religiosa, y mucho menos a un edificio enteramente nuevo. Debió ser un reto el encontrar una idea potente que sirviera para hilvanar las dificultades programáticas de la grandísima cantidad de funciones que quería incluir en el que estaba llamado a ser el edificio emblemático de su reinado, el panteón de la monarquía más importante de Europa.

Exequias del Emperador Carlos V Bandera de Nápoles

Y fue el 29 de diciembre de 1558, en el sermón del funeral de Carlos V en la iglesia de Santa Gúdula de Bruselas, cuando Felipe II escuchó la idea que necesitaba y que tal vez ya rondara por su cabeza desde el felicísimo viaje en 1549 o el dicurso del Cardenal Pole en el Parlamento de Whitehill en Londres en 1554. Esta idea le fue recordada en el momento oportuno por uno de los mejores oradores de su época: François Richardot. Construiría la tumba de su padre según el principal prototipo de la arquitectura religiosa: el Templo de Salomón. El entonces obispo de Arras, cargo en el que sucedió al famoso cardenal Granvela, insistió en el episodio tantas veces relatado por Calvete durante el "felicísimo viaje", el de la abdicación de Carlos V en vida, a semejanza de David en su hijo Salomón: "así como David, abrumado por tantos trabajos como había tenido que soportar, declaró sucesor de sus reinos a su hijo Salomón, seguro de su valía y de su saber, así nuestro gran emperador, debilitado por las penas antiguas y las enfermedades presentes, dejó las cargas de su reino en las manos de su hijo". A continuación, le dio la verdadera clave de la sabia actuación de Salomón respecto al Templo de Jerusalén. El obispo Richardot impulsaba a Felipe II a restablecer el culto y credo único que la Reforma había roto: "como Salomón después de la muerte de su padre, también usaría todos sus recursos y sus fuerzas para recomponer las ruinas del verdadero templo de Dios, que es la Iglesia. La cual, debo decir, tiene una gran necesidad de fortalecerse, dados los tiempos en que estamos".

    Interior de Santa Gúdula
Interior de Santa Gúdula,
en Bruselas

François Richardot

El instructor borgoñés de la orden agustina François Richardot (Morey-Ville-Église, 1507 - Arras, 1574) fue mentor y confesor de Margarita de Austria, hermana de Felipe el Hermoso y regente de los Países Bajos. A su gran elocuencia se deben también las Oraciones Fúnebres de María Tudor, María de Hungría, y Leonor de Francia, realizadas tres días después, y más adelante de Isabel de Valois y el infante Don Carlos. Más adelante intervendría como conciliador en las luchas de los Países Bajos. En 1562, fundó la universidad de Douai, con la protección de Felipe II y bajo la inspiración de Trento.

El sermón que nos ocupa decía: «Mais, vne chose diray -je toutesfois, que, comme Dauid, se sentant brisé de tant de peines par luy supportées, declara successeur en son Roiaume Salomon son fils, suiuant la confidence qu'il eut de son haut sçauoir, & sagesse [...] Et que, se desmettant de ses estats, il reuestit de ceste roiale pourpre, personnage, à qui elle fiet, & conuient tresbien. Ce qu'il feit aussi en espoir, Sire, que, comme Salomon aprés le trespas du pere, edifia & dedia ce beau temple en Hierusalem: ainsi, que Vostre Majesté Roiale, après luy, emploieroit ses biens, & ses forces, pour estançonner les ruines du vrai temple de Dieu, qu'est l'Église. Laquelle, à vray dire, a grand besoin de puissans estançons, pour le temps où nous sommes». Debo el hallazgo de esta importante y esclarecedora cita a Begoña Cepeda y a Luis Carazo Jiménez.

Dado que el Templo que conoció Jesucristo se construyó usando el estilo clásico, y se podían reconocer en él los principios de modulación y armonía vitrubianos, se podía justificar de alguna manera la recreación en una sociedad cristiana del esplendor pagano de Roma tan querido por el César Carlos y su hijo, y tan propio del humanismo renacentista. Puesto que Juan Bautista no llega a España hasta primeros de 1560 y Arias Montano era aún estudiante en Sevilla, podemos afirmar casi con toda seguridad que fue el mismo Felipe II el que cuajó la idea de construir la tumba de su dinastía a semejanza del Templo Perfecto, según la sugerencia de Richardot. El rey conocía la descripción del templo desde los doce años a través de las Guerras de Josefo, libro recientemente reeditado en Amberes. Otra cuestión es la traducción de la idea en arquitectura, ya que pronto descubriría la dificultad de una reconstrucción literal.


- Mm. Firmin Didot Frères, Nouvelle biographie générale depuis les temps les plus reculés jusqu'a nos jours, t. 41, p. 190, París, 1866.
- Le sermon fvnèbre, fait devant le roy, par messire Francois Richardot, Euesque de Niclope, & Suffragant d'Arras: Aus Obseques & Funerailles du Tresgrand, & Tresuictorieus Emprereur Charles Cinquiéme [...], a Anvers, de l'imprimerie de Christophle Platin: M.D.L.VIII. [Rf: Bibl. Real Bruselas, VH.26.211 C (RP), cap. V, p. 17]



2.10. Wouter Crabeth: «El rey Salomón recibe a la Reina de Saba» (Gouda, 1559-61)

También en Sint Janskerk de Gouda podemos ver esta otra representación de Salomón. La realizó el hermano de Dirck, Wouter Crabeth. Tras la reina, sus damas de compañía se arrodillan ante Salomón, con barba lampiña y corona sobre el laurel, que está rodeado de sus consejeros y soldados. El trono incluye los famosos leones dorados. Fue donada por Elburga van Boetzelaer, abadesa de Rijnsburg, que aparece arrodillada bajo la escena, junto al arcángel Gabriel y un pequeño perro, símbolo de fidelidad.

El rey Salomón  recibe a la Reina de Saba (Catedral de Gouda) Detalle de Salomón y la reina de Saba

La composición, como la de la Vidriera del Rey, está basada en diseños anteriores de Maarten van Heemskerck (Heemskerck, 1498-1574) y Frans Floris de Vriendt (Amberes, ca.1518-1570), grabados por Dirck Volckertsz. Coornhert (Amsterdam 1919 - Gouda 1590) en los años 1549 y 1557. Floris, que había estado en Lieja hasta 1541 y en Roma hasta 1547, permaneció hasta su muerte en Amberes, donde fue un influyente personaje.

Salomón y la Reina de Saba Salomón y la Reina de Saba

Volckertsz fue autor también de los famosos «Triunfos de Carlos V» (Amberes, 1556), donde hay una estampa de composición similar con la «Rendición del Landgrave de Hesse a Carlos V» bajo la mirada de Granvela y el Duque de Alba. El templo de planta redonda del fondo está inspirado en el Panteón romano como otro similar que vimos en un cartón para Gouda de época de Carlos V. Es también muy similar a los grabados de Philippe Galle (1537-1612) sobre Jerusalén y la construcción del Templo. Al lado de este, podemos ver otro grabado de 1565 de un flamenco, Jan van der Straet (Brujas 1523 - Florencia 1605), conocido también como Stradano, que representa a Felipe II con una alegoría del levantamiento del asedio de Malta. Otra vez Felipe se sienta en su trono entre soldados y consejeros para recibir a una importante mujer. Por cierto, ¿de donde ha salido ese ropaje romano con «falditas»?, porque es el mismo de Gante.

Rendición del Landgrave de Hesse a Carlos V   «Malta y Felipe II» (320 x 483), Jan van der Straet sobre programa de Giorgio Vasari y Vincenzo Borghini. Louvre, París (Departamento de Artes Gráficas 20512)

También puede compararse con cuadros anteriores de igual tema como el de Jan van Scorel (1495-1562), alumno de Durero, y que pasó tres años de su vida (1520-23) en Jerusalén. Felipe II estaba entre sus admiradores. En él vemos temas ya repetidos en los otros cuadros posteriores: la presencia del perrito a los pies de Salomón, el trono cono leones, el soldado con la agresiva espada en primer plano, el templo centralizado al fondo y, sobre todo, la presencia de los ancianos consejeros alrededor de Salomón. El cuadro se conserva en el Rijksmuseum de Amsterdam.

Jan van Scorel, «Salomón y la Reina de Saba» (Amsterdam, Rijksmuseum nº 2190, 98,5 x 186,5 cm) [Pulse en la imagen para verla ampliada]

Floris también realizó un cuadro sobre otro eisodio salomónico: el del famoso juicio. La postura del perrito aquí es muy similar a la de la vidriera de Felipe II. No es la única relación de Frans Floris con Felipe II, ya que el gran pintor decoró también el arco de triunfo realizado en honor a la llegada de Carlos V a Amberes, y las obras de decoración efectuadas con ocasión de la visita del príncipe Felipe, y en su honor grabó una Victoria. El cuadro se conserva en el Museo Real de Bellas Artes de Amberes, aunque no está en la exposición permanente.

Frans Floris, «El juicio de Salomón» (Amberes, Koninklijk Museum voor Schone Kunsten) [Pulse en la imagen para verla ampliada]

La composición es muy semejante también al cuadro de Gante que representa a Felipe II como Salomón de 1559. No en vano, Lucas de Heere fue alumno de Frans Floris. Por otra parte, los rasgos y las ropas de Salomón son muy semejantes en la vidriera de Gouda, en el cuadro de Floris de Amberes y en un cuadro de 1562 de Pieter Aertsen que Felipe II tuvo en su dormitorio en El Escorial. Como vemos las escenas del Juicio de Salomón y la Recepción de la reina de Saba intercambian motivos. Los pintores y grabadores nunca copiaban directamente, pero siempre se apoyaban en las composiciones iconográficamente asentadas.

El rey Salomón recibe a la Reina de Saba (Catedral de Gante) «El Juicio de Salomón»


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